Hoy he tenido un sueño precioso, un sueño en el que volvía a los lugares antes bien conocido de unos ojos azules y unos labios sensuales que pedían ser besados con pasión y ningún rubor. Un sueño de caricias, dedos juguetones y flujos pegajosos que lejos de molestar dan fé de pasiones desenfrenadas.
Hoy me desperté, de nuevo, a la realidad con la petición al universo de que el sueño durara para siempre.
Siempre
Siempre
Siempre
Pero no puede ser
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