Por suerte me guardé este pequeño espacio en el que estar a solas y sin que nadie me estorbe.
A veces me gusta estar solo, mirar hacia atrás, ver como los recuerdos más coloridos se van tornando color sepia. Y es que nunca debimos de dejar de utilizar aquellos carretes químicos cuyas fotos se tornaban de colores imposibles con el paso de los años. Esos colores eran la demostración del tiempo transcurrido, del avance de la vida, de nuestra evolución. Ahora las fotos no se degradan, estarán como las vemos para siempre y estoy seguro de que eso puede formar parte de una angustia existencial ante la falta de una perspectiva del paso del tiempo. Nuestra imagen no cambiará jamás. Nosotros si.
Entre esas fotos que mentalmente repaso encuentro historias de mi niñez, de mi adolescencia, de mi temprana juventud. Veo como hubo amigos que vinieron, que se fueron, algunos pocos siguen ahí, veo como hubo seres queridos que me dejaron, porque no nos dejaron, ME dejaron. Así de egoísta es la psique humana.
Veo como mi cuerpo se deteriora, como el paso de los años inflige duras heridas en mi alma y en mi mente.
Me hice más listo, mas experto en por donde la vida y las personas te podían dar una hostia pero a cambio me volví más cínico, mas cabrón, mas hijo de puta, y menos buena persona.
Supongo que es normal, no puedes venderle tu vida al diablo a cambio de nada.
Tengo la vida que sueñan muchos aunque la pregunta sea ¿tengo la vida que soñé yo? Y como tantas otras veces, mi alma de géminis, con dos gemelos pugnando por sobreponerse al otro, contesta "Sí pero No".
Y es que en mi el nunca estar contento con lo que tengo es una constante. Aunque puede ser la base de mi evolución, dos fuerzas tirando cada una en un sentido, siempre y cuando no tiren en sentidos completamente opuestos, conseguirán que siga avanzando. Y es que la idea de detenerme, tanto real como figurativamente hablando, y no volver a poder moverme me da pánico. Creo que por eso trato de no quedarme quieto.
Aún así siento morriña de los viejos tiempos, de aquellos que no volverán, de épocas pasadas, donde las fotos que tomamos se han ido convirtiendo en color sepia. En aquellos años en los que el mundo parecía más simple y a la vez más sorprendente. Aquellos años en los que el aire era más puro o eso me lo parece a mi con la perspectiva del tiempo. Y ahí está el quid de hacerse viejo. La perdida de la capacidad de sorpresa, el cambiar las cosas importantes de la vida por aquellas que nos han hecho ver como urgentes. Correr detrás de todo sin dejarnos saborear nada.
Mirar las fotos y solo ver historias que no volverán .
Y es que en el fondo empezamos a envejecer cuando nos damos cuenta de que las fotos se han vuelto sepia.
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